HomeCUBA HASTA LOS `90: una revolución de formas y colores.

CUBA HASTA LOS `90: una revolución de formas y colores.

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77rf0Por distintas épocas ha pasado el arte cubano y de altas y bajas ha salido airoso. Tuvo grandes figuras en el pasado, las que heredaron su fuerza y solidez a las nuevas generaciones.

Es un arte lleno de color y de alegría,  aun cuando ha pasado por épocas difíciles. Es que la creación de Cuba ha estado ligada de algún modo a sus experiencias como nación. Aunque su historia es aún más pretérita, el arte cubano comenzó a comercializarse en las primeras décadas del siglo XX. Antes de eso,  la creación se financiaba mediante la confección de retratos que suponen una relación sólo entre el artista y su cliente y las pinturas alegóricas ligadas más bien al ámbito de la educación. Por lo mismo, quienes cultivaban la disciplina tenían muy pocos lugares donde mostrar su trabajo: sólo algunos sitios oficiales y las escuelas de arte existentes.77rf1

 

Con el surgimiento de la República, el panorama cambió y  surgieron varias instituciones culturales donde se agruparon los nacionales  para defenderse de los artistas extranjeros, tan en boga en esa época ya que  los nuevos ricos, provenientes del rentable negocio del azúcar, se engolosinaron con el arte extranjero y, dado su débil conocimiento del tema cultural,  adquirían obras  más por razones decorativas que por placer estético.

 

El panorama artístico de Cuba se estimuló algo más con la celebración del Primer Salón de Arte Moderno, cuyos artistas-promotores querían transformar la sociedad desde el ámbito cultural. Los maestros cubanos de ese entonces se inspiraban en el impresionismo francés y en el más cercano muralismo mexicano. Con esos dos ingredientes realizaron una obra profundamente cubana y personal. Destacan Rafael Blanco, antecedente de la vanguardia isleña, y  Víctor Manuel, autor de la inolvidable pintura Gitana Tropical.

 

77rf2Los sesenta fueron un paradigma de heterogeneidad en cuanto al arte en la isla.  Gracias a la revolución cubana, la creación siguió estimulándose y, a pesar de la precariedad de medios, la serigrafía logró resultados significativos. Uno de sus principales cultores fue Raúl Martínez, quien más tarde incursionó en el arte pop. La década de los 70, en cambio, marcó el florecimiento para el dibujo y el grabado representado, entre otros, por Zaida del Río, Nelson Domínguez, Roberto Fabelo, Pedro Pablo Oliva y Eduardo Roca, más conocido como Choco. También destacaron, con fotorrealismo,   Tomás Sánchez, César Leal, Nélida López, Gilberto Frómeta, Aldo Menéndez y Flavio Garciandía.

 

 

Un tercer momento en el arte cubano está marcado, según los teóricos, por un viraje de la producción artística y un proceso de florecimiento de la plástica. ”Se debió a las apetencias de una nueva generación de plásticos egresados del Instituto Superior de Arte para quienes la creación artística respondía a una motivación indagatoria en sintonía con los tiempos de desecularización del arte”, manifestó un teórico. En otras palabras, se revitalizaron las instalaciones, el ready made, el arte conceptual y las llamadas performances.

 

En los 80 la diversidad seguía y también la crítica pero se incorporaron el humor y la  ironía, ausentes en años anteriores.  El arte cubano siguió con una característica de la fuerza que da el caribe. ”El arte cubano es punta de mira de diversos contextos; el de ayer, por el protagonismo de muchas de sus figuras y el actual, porque quizá en la elevada conciencia artística del creador que supera lo anecdótico, descriptivo y toda superficialidad, radica su fuerza y principal interés”, aseguró un teórico de la isla.

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