Home“De hombres y caballos” obra gráfica de Julio Palazuelos, Santiago CHILE.

“De hombres y caballos” obra gráfica de Julio Palazuelos, Santiago CHILE.

Compartimos la invitación a la inauguración de la exposición de dibujos y grabados de Julio Palazuelos, extraordinario y poco conocido artista grabador chileno, que se vinculó significativamente desde el oficio del grabado con los artistas y el Taller 99.

Esperamos puedan asistir a la inauguración o visitarla posteriormente porque es una sorprendente muestra de un valioso artista nacional fallecido en 2014.

Invitación Taller99 Julio Palazuelos Ubicacion Museo Andino

Artículo en detalle

Con la línea y lo monocromo fue capaz de crear mundos de una complejidad avasalladora”.

Nelson Plaza

Universidad de Chile

Fue un creador excepcional y un artista gráfico superior”.

Hernán Rodríguez
Museo Andino

Era reservado y concentrado en su trabajo. Fue su manera de vivir la creación, no le interesaba figurar”.

Eduardo Garreaud

artista

Observador incisivo, maestro-docente en lo cotidiano, pensador profundo”.

Rafael Munita Taller 99

La suya es una historia de desprendimientos y búsqueda de libertad”.

Mabel Palavecino

historiadora

del arte

Pensaba ser abogado o dentista, pero a los 17 años comenzó a asistir a la “Academia Di Girolamo” que creó en Santiago —en 1948— el pintor Giulio di Girolamo, recién llegado a Chile con sus hijos Vittorio, Claudio y Paulo. Julio Palazuelos se formó como artista en Chile y Europa y se convirtió en un respetado dibujante y grabador, profesor en la Universidad de Chile, donde enseñó por varias décadas. “La personalidad de don Julio lo mantuvo al margen de la escena artística del país, me atrevería a decir que trabajaba en una constante introspección. Para los que fuimos sus estudiantes, su obra siempre estuvo en un lugar inaccesible, de alguna manera era un mito que nos rodeaba. A veces llevaba a la escuela un par de grabados que a todos nos maravillaban. Solo a través de la recuperación de su obra que ha hecho el taller 99 se ha podido conocer su magnitud”, señala Nelson Plaza, director del departamento de Artes Visuales de la Universidad de Chile.

Hernán Rodríguez, director del Museo Andino, relata que “el año pasado, cuando el Taller 99 organizó una pequeña muestra suya, me asombró conocer su obra. Me impresionó porque creía estar mejor informado de los autores chilenos destacados del siglo XX y vine a conocer a uno —objetivamente destacado— casi diez años después de su muerte”.

A los 20 años, Palazuelos parte a estudiar a Florencia. Durante una década de estadía en Italia, España, Francia e Inglaterra profundiza en pintura, grabado, diseño, gráfica, muralismo e ilustración. Tras su retorno a Chile, pronto se integra en la mítica Escuela de Artes Aplicadas como ayudante y luego profesor del curso de grabado que dependía del célebre Marco Bontá, jefe del taller de Artes Gráficas. “Esa fue su casa, inspiración y lugar donde trabajó con sus pares por casi 10 años. En 1969 se reestructuró la Universidad de Chile, se creó la Facultad de Bellas Artes y su dependencia, la Escuela de Diseño. Pero se cerró la Escuela de Artes Aplicadas y desapareció su tradición y ambiente”, dice Hernán Rodríguez.

En Chile, Palazuelos se licencia en Arte , mención grabado, y se desempeña como profesor en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile. Al mismo tiempo, desarrolla su obra con un imaginario que aborda mitologías, cuentos y el espectro de su cotidiano. El prolijo dibujo se conjuga con el grabado. “Su obra se caracteriza por el brillante dominio del dibujo como medio de expresión y herramienta estructural de su hacer. Es desde esta necesidad de excelencia en el oficio que se introduce en el mundo del grabado, al descubrir el carácter de una línea que no podía realizar directamente; era una línea grabada con buril sobre una matriz y posteriormente impresa en un papel”, explica su discípulo Rafael Munita.

El artista Eduardo Garreaud, que trabajó junto a él en la facultad de Artes, lo considera “un gran maestro del dibujo y el grabado. Tenía una personalidad reservada y concentrada en su trabajo, no le interesaba la figuración pública. Era su manera de vivir la creación y pudo crear obras maravillosas. Es un honor haber trabajado con él y haber sido su amigo”.

“De alguna manera, él encarna el espíritu del cronista que utiliza el dibujo como medio final de expresión, sin supeditarlo a ser un boceto para una pintura u otra obra. En ese sentido, se emparenta con personajes como Doré o Piranesi. Utilizando la línea y lo monocromo crean mundos de una complejidad avasalladora”, explica el académico Nelson Plaza.

Encabritados y liberados

Gran lector, a Palazuelos le interesaban las tradiciones orientales, temas históricos, la simbología del lenguaje y la cultura popular, entre otros temas. “Era muy autoexigente, se tomaba el arte muy en serio. Y tenía una cierta rebeldía ante el sistema, ante la ‘obra transable’. Por eso hay dibujos suyos en cartas, papeles, servilletas”, explica Rafael Munita.

En 1984 el artista presenta su exposición “De Cuasimodo” en el Centro Cultural de Las Condes. Allí abre en su obra hacia los caballos como motivo, que se convierte en un tema plástico y metafísico, vinculado a su búsqueda de libertad. Sobre su experiencia de trabajo con la relación hombre-caballo, el artista le comentó a Milan Ivelic en 1989: “Me puse más rápido, liberé la energía, y empezó a salir más el movimiento que la contención. Esos son mis últimos jinetes y caballos: el hombre-jinete como la parte emocional, el caballo como la libertad que se encabrita, suelta”.

Los caballos constituirán una temática que desarrolla hasta su muerte a los 83 años, alcanzando una progresiva liberación figurativa, un “menos es más”, donde lo riguroso da paso a lo espontáneo. “Palazuelos era un virtuoso. Ese talento lo trasladaba al oficio del grabado con un manejo perfecto de las herramientas. Pero luchaba contra ese ‘control’. Para eso dibujaba con plumas largas que lo obligaban a soltar las formas. O en su ultima etapa con manchas sobre papel absorbente, lo que le proporcionaba un descontrol en las formas que lo acercaban más a un mundo expresivo”, argumenta Nelson Plaza. La historiadora del arte Mabel Palavecino sintetiza esta ‘liberación’: “Palazuelos creó obras controladas por el uso perfecto de las técnicas, hasta alcanzar lo que llamó el ‘desprendimiento formal”.

De acuerdo con Mabel Palavecino, “en los jinetes y caballos posteriores, la representación del natural vibra a través del movimiento del trazo, en un estado beligerante de creación, donde lo vivo y lo vital está cargado de un significado icónico vinculado a la energía y espíritu del hombre (…) Son escenas de gestos intensos que invitan a usar la obra como un medio para revelar ritos íntimos de la realidad campesina”.

Aunque realizó algunas muestras individuales, dicen que Milan Ivelic, entonces director del Museo de Bellas Artes, no logró convencer a Palazuelos de exponer su trabajo en el MNBA. Afortunadamente ahora parte de su obra se expone en el Museo Andino, cuya colección permanente se vincula a la figura del huaso y el caballo.

“El guion del museo es un recorrido por los testimonios materiales de los pueblos originarios de Chile, y concluye en una sala que los sintetiza y proyecta. Es la sala dedicada a la cultura huasa o rural, que finaliza el recorrido como sinónimo de una identidad que nos hermana, producto del mestizaje que se inició con nuestros pueblos ancestrales, figura importante de la cultura rural es el caballo, que pronto se hizo propio e identitario de la ‘gente de la tierra’”, señala su director. “Mostrar los caballos de Palazuelos en el Museo Andino hace sentido con nuestra colección, se conecta con el paisaje rural donde estamos, y sobre todo, permite poner un foco de atención y valoración sobre un creador excepcional y un artista gráfico superior”, acota Rodríguez.

Casi cien obras de Palazuelos se exhiben desde esta semana en el Museo Andino. Hay 55 obras en muros, más 45 apuntes y bocetos en vitrinas. En su mayoría el soporte es papel, con técnicas de dibujo, acuarela y grabado. Será una gran oportunidad de conocer una parte de su extensa obra, que con perseverancia conservaron la viuda de Palazuelos (Helen Moubarak) y sus dos hijas. Actualmente el Taller 99 —y en especial su discípulo Rafael Munita— la están catalogando y ordenando, para que las nuevas generaciones conozcan el talento de este “gran desconocido” del arte chileno.

Fuente: Taller99

Fecha exposición: 8 al 31 de Marzo de 2019
Lugar: Museo Andino
Camino Padre Hurtado 0695, Buin
Región Metropolitana, Chile
Horario: Martes a Domingo 10:30 – 17:00 h | Lunes y festivos Cerrado
Teléfono +56223622524
Correo mvillalon@museoandino.cl
Entrada: Gratuita