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Alejandra Seeber Leda Catunda Fuera de Serie en MALBA Buenos Aires, ARGENTINA

La exposición Fuera de serie propone un diálogo entre dos artistas latinoamericanas aunadas en un mismo punto creativo: el trabajo y la redefinición de los límites de la pintura. A través de procedimientos y saberes sobre la pintura –y también sobre la cultura urbana, el arte moderno, el diseño y la naturaleza–, Leda Catunda (San Pablo,1961) y Alejandra Seeber (Buenos Aires,1968) producen obras que absorben todo de su alrededor.

Despliegan imágenes de una belleza extraña que se presenta entre capas de telas, pinceladas y espacios alterados. Atendiendo a este hilo conductor que conecta escenas culturales y tiempos diferentes, la muestra cuenta con obras históricas y recientes, estudios, bocetos y documentos que permiten focalizar sus recorridos iniciados entre las décadas de los años ochenta y noventa en el caso de Catunda y a fines de los años noventa para Seeber. Asimismo, en el marco de la exposición se desarrollará un programa público de charlas, talleres y activaciones para pensar los modelos artísticos y los discursos que fueron cruciales en esta genealogía del arte contemporáneo.

 

Leda Catunda

Forma parte de la llamada “generación 80” de Brasil en la que convergieron jóvenes artistas abocados a la vuelta de la pintura en las principales instituciones de San Pablo y Río de Janeiro. En un contexto de ebullición política y cultural marcado por el final de la dictadura militar, la pintura fue tomada como un modo placentero para volcar la subjetividad y experimentar –sin jerarquías– sobre los materiales y los estilos artísticos. Más allá de estas instancias, en la obra de Catunda se pueden observar operaciones que provienen de la artesanía, el arte pop y el conceptualismo.

Su paso por la carrera de artes en la Fundación Armando Alvares Penteado fue clave ya que tomó contacto con profesores como Regina Silveira y Nelson Leirner, quienes en los años setenta incentivaron la experimentación indisciplinada. De manera temprana, la diversidad de imágenes que hacen al universo visual de Catunda –motivos florales, paisajes, pinturas figurativas y animales, collages sobre telas y soportes domésticos– se presenta en sus propuestas expositivas que fusionan la pintura y la costura extendiendo el plano hacia formas que incitan a ser tocadas.

En los años posteriores, Catunda comenzó a realizar formas volumétricas y seductoras en las que se entrecruzan el neoconcretismo, la cultura popular y el mundo natural. Lenguas, barrigas, gotas, velos, insectos, entre otros, constituyen un sello autoral que al día de hoy se conjuga con las imágenes que hacen al gusto de los otros, como la indumentaria, el consumo y los fotografías personales


Alejandra Seeber

Desde los inicios de la década noventa, la obra de Alejandra Seeber se ha visto transformada por distintas experiencias estéticas que habilitan la pregunta sobre la pintura más allá de las tradiciones. Fue vital para su formación transitar por atmósferas disímiles y liberadoras en torno a la práctica artística como el taller de la pintora Elsa Soibelman y el programa para artistas jóvenes ideado por Guillermo Kuitca, beca que cambió la enseñanza del arte en Buenos Aires.

Seeber conceptualiza la pintura, pero no desde las referencias históricas, tampoco a través de las convenciones, involucra una cultura visual atravesada por su propio recorrido en el rock alternativo, el trabajo en escenografías para obras teatrales y shows musicales, la vida en el underground ubicado en la zona sur de la ciudad y los programas digitales que empezaron a utilizarse en el diseño gráfico y la publicidad como novedad tecnológica del fin del siglo pasado.

Los interiores domésticos eran inicialmente el foco del trabajo de Seeber. Hoy realiza una investigación del espacio, la arquitectura, la decoración y los fragmentos más triviales, pero ahí encuentra una imagen del mundo que rápidamente hace estallar con manchas, chorreaduras, gestos corporales y partes que se dispersan por todo el cuadro donde la relación con el afuera y la figuración resulta difusa. Entre lo común que subyace en varios artistas argentinos de los años noventa, en especial la alianza con el submundo estético que tiene lugar en lo cotidiano, y los ejercicios plásticos practicados en la soledad del taller, Seeber generó un modo particular de conectarse con la pintura sin salirse de ella.

 

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