23 de Julio al 9 de Octubre
“ALFREDO HELSBY, OBSESIONADO POR
LA LUZ”, EN SANTA ROSA DE APOQUINDO
La Corporación Cultural de Las Condes ha preparado una exposición de gabinete con una veintena de obras del autor
(1862-1933), donde la luz, natural o artificial, juega un rol fundamental.
El conjunto corresponde a coleccionistas particulares, instituciones y el Museo Nacional de Bellas Artes, y se
han seleccionado varias obras ejecutadas en Europa que nunca se han exhibido en Chile.
OBSESIONADO POR LA LUZ se titula la exposición de obras de Alfredo Helsby que presentará la Corporación Cultural
de Las Condes en la Casa-Museo Santa Rosa de Apoquindo, entre el 23 de julio y 9 de octubre. Se trata de una
selección de veinte obras escogidas cuidadosamente por el tratamiento que el autor hace de la luz, sea natural o
artificial.
Alfredo Helsby, nacido en Valparaíso en 1862 y fallecido en Santiago en 1933, es uno de los mayores representantes
de la pintura tradicional chilena. Sus inicios artísticos se remontan a un primer contacto con Thomas Somerscales,
quien le habría animado a pintar y quien sería su maestro. Recibió enseñanzas de Alfredo Valenzuela Puelma, con quien
lo unía una estrecha amistad, y de Juan Francisco González, a quien acompañaba a pintar al aire libre (Paseo Atkinson,
Paisaje de Limache).
Al empezar el siglo XX, viajó a Europa, radicándose en París, donde realizó una intensa actividad de difusión del
arte chileno, y volvió al país en 1908 en el mismo barco que traía al español Fernando Álvarez de Sotomayor, maestro
inspirador de la Generación del Trece. También vivió cinco años en Estados Unidos.
Como pocos de su generación, logró comprender las nuevas tendencias y la necesidad de experimentar con el color y
la técnica. Por ello, su obra es única, refinada e inconfundible, con matices cromáticos pocas veces visto.
La presente muestra explora en su pintura, con una selección de obras donde la luz juega un rol fundamental. Es que
Helsby proviene del mundo de la fotografía, de la luz, puesto que su padre y tíos fueron los que introdujeron la
técnica en Chile. Esto, unido al hecho que le tocó vivir la invención de la luz eléctrica, despertó una verdadera
obsesión en el autor, que se manifiesta en forma magistral en sus obras.
Todas las obras expuestas dan cuenta de esta obsesión y de cómo el artista logra captar la esencia de la luz. Es
al aire libre donde descubre fenómenos tan maravillosos como la impronta de un arcoíris entre los álamos o atmósferas
matutinas en medio de las montañas (Arcoiris en los canales de Chiloé, Montañas, Amanecer en la cordillera).
Hacia fines del siglo XIX, llega la luz eléctrica al país, lo que definió una nueva tipología en la imagen urbana.
Al igual que al resto de la sociedad, esto sedujo al pintor, quien con la sensibilidad necesaria para transmitir la
fascinación que provocaba en la vida de la ciudad, se entregó a pintar escenas que retrataban personas, edificios y
costumbres en paseos y vistas citadinas, a la luz de los faroles, tanto en Chile, como en su posterior estadía en
Londres en 1906 (Iglesia de la Divina Providencia, Atardecer en Valparaíso, Noche de lluvia en Londres, Nocturno en
el Támesis).
Una exposición de gabinete, íntima y acotada, que reúne cuadros del Museo Nacional de Bellas Artes, y de colecciones
privadas.
Fecha: 23 de julio al 9 de octubre de 2016
Lugar: Casa-Museo Santa Rosa de Apoquindo
Padre Hurtado Sur 1195 / Visviri 1200
Teléfono: 22 8969890
Horario: Martes a domingo, 10:30 a 19:00 horas
Entrada: Liberada