Exposición inédita del reconocido fotógrafo Iván Petrowitsch.
El destacado fotógrafo Iván Petrowitsch expone en el contexto de galería de arte una serie de fotografías nunca antes vista. El artista llega a EKHO Gallery con una muestra inédita de trabajos en blanco y negro extraídos de los archivos de entre los años 1985 y 1995.
La muestra titulada “DESNUDO” estará en Ekho Gallery desde el 30 de Junio hasta el 26 de Julio. La exposición de Petrowitsch consiste en 15 fotografías de diversos formatos de su trabajo inicial retratando su experiencia y tiempo vivido en Milán, Italia hasta su regreso en Chile a principios de los años 90. Estas fotografías se caracterizan mayoritariamente por plasmar escenas de desnudos captadas en espacios y situaciones de distensión, que surgen de una relación con el carácter personal e irreductible de cada mujer. Según Catalina Mena curadora de la muestra, Petrowitsch refleja lo que podría llamarse “el aura de la mujer”, con encuadres atmosféricos e inquietantes y de cuidada composición visual.
El Artista Iván nació en Santiago de Chile en 1960. Por tradición familiar a los 14 años ingresó a la marina, lo que lo llevó a conocer distintos lugares del mundo y donde realizó sus primeros ensayos fotográficos. Estudió publicidad y fotografía en Santiago y en el año 1985 viaja en barco a Europa a buscar nuevos horizontes instalándose finalmente en Milán, donde trabajó colaborando con diversas revistas de moda y medios publicitarios europeos en la década de los ochenta. Al inicio de los noventa vuelve a Chile para instalar su estudio, posicionándose como uno de los fotógrafos destacados de la industria chilena de la moda y la publicidad. Iván ha retratado a diversas personalidades de la cultura, el deporte, el espectáculo y la moda dentro y fuera de Chile. Actualmente se dedica a realizar campañas gráficas para agencias de publicidad y empresas.
Luego de una vida dedicada a este oficio, Iván Petrowitsch se reencuentra con los inicios de su carrera como fotógrafo. Explorando archivos de años pasados selecciona algunas íntimas imágenes en blanco y negro, varias nunca antes exhibidas al público. Hoy se presenta en Ekho Gallery la muestra DESNUDO, una selección de fotografías de los años ochentas y noventas.
La muestra se inaugura el día Jueves 30 de Junio y se podrá visitar desde el 1 de Julio hasta el 26 de Julio de Lunes a Viernes 10:00-14:00 & 15:00-19:00 y los Sábados de 10:30-14.00 en Ekho Gallery 349 Local 12, Barrio Bellas Artes.
Desnudo
Las imágenes que presenta Iván Petrowitsch surgen como deriva de su trabajo
inicial en Europa, donde se formó como fotógrafo de moda, entre los años 1985 y
1991. Se trata de un período emblemático en lo que respecta a la fotografía de moda,
en el que emerge la figura de la súper modelo, no solo como percha para una prenda,
sino como ícono idealizado de la mujer de su tiempo.
Símbolo de una feminidad que, tras superar la post guerra, ha remontado
también el hipismo y el feminismo de los 70’s, estas modelos se erigen como seres un
poco etéreos: delgadas, elegantes, austeras. Lejos de la exacerbación sexual pero muy
apegadas a las sutilezas del erotismo, lo que instalan es una actitud que mezcla
glamour, espiritualidad y una cierta desfachatez asumida con relajo. Ejemplar de esta
estética es el trabajo del alemán Peter Lindbergh, quien antes había sido pintor, y que
en los ochenta se convirtió en una estrella europea de la foto de moda, capturando ese
carácter icónico de la mujer. Sus poéticas tomas análogas, en blanco y negro,
traspasaron el ámbito de la moda validándose como obra de autor. En ellas, reflejó lo
que podría llamarse “el aura” femenina, con encuadres atmosféricos e inquietantes, de
cuidada composición visual, que atrajeron la admiración de otros cultores de la
imagen, como el cineasta Win Wenders.
Iván Petrowitsch llegó a Europa en 1985 y permaneció hasta 1991,
coincidiendo con el momento mas álgido del lanzamiento de estas modelos, como
Cindy Crawford y Claudia Schiffer, con quienes trabajó. Descendiente de una familia
de marinos, había estudiado fotografía en Chile y, hacia finales de la dictadura, se le
hizo urgente buscar nuevos horizontes. A los 25 años, atravesó hacia el viejo
continente en barco: la libertaria idea del viaje por mar estaba inscrita en sus genes.
Estudió y trabajó en fotografía en distintas ciudades de Europa, pero muy
especialmente en Milán (su familia materna es italiana), donde se convirtió en una de
las promesas jóvenes de la foto de moda, publicando en algunas de las principales
revistas europeas del rubro. También, siguió de cerca a los maestros del oficio, como
Peter Lindbergh y se impregnó de su personal aproximación al cuerpo femenino.
Es esta mirada curiosa respecto a los misterios de la feminidad la que
Petrowitsch desplaza desde el sistema de la moda hacia los espacios de la vida
cotidiana, de las relaciones personales y del ocio. O también a esos momentos de back
stage, en que las modelos abandonan su obligación frente a la cámara, para tumbarse
en un sofá, fumar un cigarrillo o mirar por la ventana. Momentos en que esta
idealización de la belleza natural es exacerbada por el desapego y la displicencia. Así,
liberado del mandato de la marca de ropa o de la revista que lo contrata, el fotógrafo
puede acercarse a lo que realmente le interesa: el cuerpo, su gesto, el volumen, la luz,
la forma, la expresión y todos esos elementos que en el formato editorial son
adjetivos, pero que en la imagen emancipada se convierten en sustantivos. Lo que
importa ya no es la anécdota, ni el nombre de la modelo, ni su fama, ni la tendencia de
moda, sino esa escena que emerge, que se arranca y se captura para quedar
secretamente archivada. Es una imagen en off.
Más de 20 años después, cuando Petrowitsch ya ha desarrollado una exitosa
carrera como fotógrafo de moda en Chile, decide desclasificar estas imágenes iniciales.
Lo hace como un rito que anuncia un viaje de regreso hacia la mirada personal. Para
ello, el fotógrafo recupera sus primeras imágenes fugaces, sus primeras “fugas” del
esquema del estudio con la modelo. Son casi todas escenas de desnudos, captadas en
espacios y situaciones de distensión, que surgen de una relación con el carácter
personal e irreductible de cada mujer.
Estas fotos revelan una mirada sobre el cuerpo entendido como un paisaje
estético y emocional que se recorre subjetivamente, seleccionando rasgos a la medida
de la obsesión del ojo. Montadas ahora en el espacio de la galería de arte, permiten al
observador realizar una serie de asociaciones visuales y, al mismo tiempo, lo
retrotraen a un pasado que, aunque cercano, emite la nostalgia de un arquetipo de
belleza indómita.
El gesto que ahora el fotógrafo despliega, se lee como el deseo de explorar
nuevas vías de expresión desde el regreso a una desnudez perdida.
Catalina Mena