Para recordar los 500 años de la llegada de los portugueses al país más grande de Latinoamérica, los brasileños organizaron una exposición que después de mostrarse por varios meses en su territorio recorrió el mundo dando a conocer lo mejor de su producción artística, desde los pueblos precolombinos hasta la actualidad.
Para conmemorar los 500 años de la llegada de los portugueses a América, se organizó y exhibió la exposición más grande y apoteósica que, hasta ese momento, habían visto los brasileños. ‘Brasil 500 años, muestra del redescubrimiento’exhibió más de 15 mil piezas , repartidas en 13 secciones, que consideraban desde el arte precolombino hasta el contemporáneo, pasando por la colorida creación popular, la imaginería religiosa, el arte barroco y el famoso arte moderno brasilero.
Se calcula que, durante el periodo de exhibición, fue visitada por aproximadamente tres millones de personas quienes, además de admirar las obras expuestas, pudieron apreciar el trabajo de varios meses de curadores, escenógrafos, actores, historiadores, arqueólogos, antropólogos y productores que, en una muestra, demostraron que tanto en Sao Paulo como en Río de Janeiro se pueden lograr buenos resultados mancomunando los esfuerzos del gobierno y de la empresa privada.
La exposición tuvo como misión la itinerancia continuada hacia distintos puntos del planeta, a través de muestras que incluyeron la edición de catálogos y la presentación de una página web www.br500anos.com.br. Entre los países considerados para mostrar toda esta belleza histórica y contemporánea de la nación más grande de Latinoamérica se incluyeron Chile Argentina, Estados Unidos (en Nueva York y Washington), Inglaterra (en Londres y Oxford), París y Lisboa. Un total de 17 museos, donde se esperaba serìa vista por lo menos diez millones de personas.
Exhibida en Brasil durante varios meses, la muestra fue – sin duda- la más completa realizada hasta entonces ya que abarcó la totalidad de temas preparados con varios meses de antelación. Por ejemplo, en la sección de arte indígena se mostraron gran cantidad de objetos de distintas funciones, significados y orígenes. El público pudo apreciar lo que los pueblos precolombinos brasileños elaboraban para distintos aspectos de su existencia como la vida cotidiana, la ornamentación corporal y
Otra sección fue dedicada al arte de los siglos XVII y XVIII que presentaba la correlación entre el proyecto colonial de la dominación y la actuación de la Iglesia y mostraba una serie de objetos e imágenes religiosas, producidas en talleres de los conventos, que eran usados como vehículos de propaganda de la fe católica. Entre sus autores se destacan los nombres de Manuel Inacio da Costa y Antonio Francisco Lisboa, más conocido como El Alejadinho.
También provocaron mucho interés la sección de Arte Afrobrasileño y la titulada ‘Negro de cuerpo y alma’, una reflexión sobre el lugar de esa raza en la sociedad y en la cultura del país compuesta por objetos y pinturas de FJ.Stober, Roberto da Silva y Benedicto José Tobías , entre otros.
Pero sin duda, el módulo destinado al arte popular fue el que atrajo más cantidad de público en su versión brasileña ya que mostraba un universo de creaciones artísticas, muchas de ellas anónimas que son, según sus curadores ‘la más auténtica expresión del pueblo’. Pinturas, figuras, esculturas y otros objetos , cuya caracterìstica principal es un color alegre y chispeante, tuvo como algunos de sus representantes a Sebastiao y Zica Bergami.
El arte moderno y contemporáneo también tuvo un espacio. El primer módulo contempla las obras de aquellos artistas que conformaron el movimiento que se registró en Brasil después de la exposición de Anita Malfatti y el segundo, a todos los artistas que están en plena producción, algunos de los cuales son conocidos no sólo a nivel nacional sino que son nombres recurrentes en las ferias y eventos artísticos internacionales.