Esculturas monumentales de Sergio Castillo llegan en marzo al Centro Cultural El Tranque
• A 20 años de ser reconocido con el Premio Nacional de Arte, 20 grandes esculturas abstractas de Sergio Castillo se instalan en el Centro Cultural El Tranque en Lo Barnechea, para dar vida a la exposición “Energía hecha visible”, bajo la curatoría de Silvia Westermann, gestora cultural y viuda del artista.
• La muestra, emplazada tanto en el interior como en la explanada del Centro Cultural, incluye obras de metal de hasta seis metros de altura, muchas de las cuales corresponden a estudios de esculturas monumentales que constituyen hitos urbanos en ciudades como Pekín, en China; Boston y Sausalito, en Estados Unidos; Calama, Talcahuano y Santiago, en Chile.
Dando cuenta de su destacada trayectoria, la museografía presenta desde su primera escultura, de 1957, hasta sus últimas producciones del año 2006, complementando la obra con fotografías y catálogos, además de un video que registra el traslado y montaje de la escultura La puerta de la Percepción, instalada en Lo Barnechea. Las actividades de extensión contemplan experiencias culturales (visitas) por la curadora y guías preparados; un conversatorio y un homenaje a realizarse el 13 de mayo, día del cumpleaños número 92 del escultor.
SERGIO CASTILLO
Energía hecha visible
24 de marzo al 20 de mayo
Centro Cultural El Tranque
Av. El Tranque 10.300, Lo Barnechea
exposiciones@lobarnecheacultura.cl
Nacido en 1925 y fallecido en 2010, el nombre de Sergio Castillo se asocia masivamente a su reconocimiento con la máxima distinción a las artes plásticas nacionales en 1997, hace 20 años, número que coincide con la cantidad de sus esculturas que exhibirá a partir del 24 de marzo el Centro Cultural El Tranque, de la Corporación Cultural de Lo Barnechea, bajo la curatoría de Silvia Westermann, gestora cultural y viuda del artista.
Pero más allá de los múltiples premios oficiales que acumuló desde los inicios de su labor artística – partiendo por el Primer Premio en Escultura, en el Salón de la Universidad de Chile, en 1955 y siguiendo con la medalla de Oro de la Exposición Internacional de Roma en 1957 – la notoriedad y singularidad del artista radica en su excepcional maestría en el manejo del acero y, en ocasiones, el bronce, recientemente demostrada en la exposición Domador de Metales (2015, MNBA). Duro elemento que utiliza no como destino material de consolidación de la obra, sino como el lenguaje mismo de la creación, que se desarrolla en contacto con el metal y su manipulación, en un diálogo fluido entre materia y forma, sin necesidad de sujetarse a un dibujo previo.
Esto se manifiesta principalmente en el conjunto de su obra abstracta, representada en esta muestra. Así lo explica la curadora: “La idea, como lo dice el nombre, Energía hecha visible, es mostrar cómo la obra es la manera de visibilizar, de un modo abstracto, una energía en movimiento que se genera en la relación con el fierro, o hierro, que en realidad es acero. Pero me gusta llamarlo fierro…por lo férreo… Sergio dibujaba con el metal, no seguía un boceto. Como dijo el escultor Francisco Gacitúa, “Dibujaba en el espacio. El papel es el cielo”.
El público podrá interactuar con piezas de grandes dimensiones (entre 1.5 y 6 metros de altura aproximadamente) tanto en el interior de las salas de exposición como en la explanada del Centro Cultural, donde se instalarán seis esculturas, todas sobre los 2.5 metros de altura, de gran importancia en la carrera del artista: Renacer (2003), inspirada en el atentado a las torres gemelas de Nueva York; Homenaje al Cobre (2002) estudio de la obra emplazada en Calama; Kyoto (1994), inspirada en un viaje a Japón; Democracia (1976), un bloque vertical compacto horadado en su interior que representa la solidez de la convicción democrática frente a los embates de la dictadura; Unión (2001), estudio de la escultura monumental instalada en Pekin, regalo del gobierno chileno al gobierno chino, y Cielo de Truenos (1994), estudio de la obra emplazada en Talcahuano.
Emblemas universales
Destacable también es el estudio de su escultura ubicada en la Universidad de Boston desde 1975, y la primera realizada en Homenaje a Martin Luther King en el mundo. Una alegoría a la libertad compuesta de cincuenta palomas de acero en vuelo que dan forma a una gran paloma. “La escultura mira hacia Alabama, lugar de origen de Martin Luther King”, señala la curadora. Está también presente el estudio de la obra Earth Orbit (1996), instalada en la Universidad de Boston en la cual Castillo abordó el tema de la globalización. El público podrá apreciar, junto a las piezas, una fotografía de la escultura final en su emplazamiento actual.
El valor del proceso
Dando cuenta de su destacada trayectoria, la museografía presenta desde sus primeras esculturas como Composición (1957) hasta sus últimas producciones del año 2006, complementando el guion con fotografías biográficas, frases de su autoría y catálogos de sus exposiciones, además de un video que registra el proceso de construcción, traslado y montaje de la escultura La puerta de la Percepción, la cual marca una de las principales entradas de la comuna de Lo Barnechea. Las actividades de extensión contemplan experiencias culturales (visitas) por la curadora y guías preparados; una conversatorio y un homenaje a realizarse el 13 de mayo, día del cumpleaños número 92 del escultor.
ACTIVIDADES DE EXTENSIÓN:
EXPERIENCIAS CULTURALES (visitas)
Sábado 25 de marzo / 12:00 horas
Sábado 8 de abril / 16:00 horas
CONVERSATORIO SERGIO CASTILLO: CREACIÓN Y OFICIO EN SUS ESCULTURA MONUMENTALES
Jueves 20 abril / 19:30 horas
EXPERIENCIA CULTURAL FAMILIAR ACOMPAÑADA POR LA CURADORA
Sábado 6 mayo / 12:00 horas
HOMENAJE 92 AÑOS DE SERGIO CASTILLO
Sábado 13 mayo / 12:00 horas
“COMO LLEGUE A SER UN ESCULTOR” 2000
Nací en Santiago de Chile en 1925. Soy de familia de agricultores sin ningún acercamiento al arte. Mi niñez transcurrió entre el campo y la ciudad. En el campo me entretenía en la herrería donde pasaba tardes enteras forjando metales que se transformaban en cuchillos, espadas, flechas o pequeñas figuritas de fierro que los usaba como personajes de mis juegos. Durante mis años de colegio dibujaba solo lo que a mí me gustaba, no lo que el profesor pedía, por lo tanto mis notas siempre fueron malas. Yo pensaba, como todo el mundo, que los alumnos de nota siete eran los artistas, pero ahora me he dado cuenta que la habilidad no es sinónimo de talento. Años después, cuando me dediqué a la escultura y ya era conocido, al encontrarme con ex compañeros, muchos se extrañaban que fuera un artista responsable, cuando en el colegio era un alumno flojo, peleador y desordenado, que además fue expulsado por insolente con los profesores. Con el tiempo me di cuenta que el problema era sólo mío, lo que yo quería era tener una vida aventurera, conocer el mundo y ser libre. Buscando una carrera más acorde con mis inquietudes, entré a la Escuela de Arquitectura, pero debido a mi carácter inquieto me costaba mucho cumplir con los horarios, sin embargo me sirvió para descubrir el dibujo y saber hacer maquetas que más adelante me servirían en mi primera escultura abstracta en metal.
A los 20 años y para no perder mi libertad, me compré un camión con dinero ganado en las carreras de caballos y empecé a trabajar con él. Me sirvió para recorrer Chile, salir de mi pequeño círculo, conocer otros ambientes.
Cuando ya junté suficiente dinero, en 1948, me fui a viajar fuera del país y conocer otras culturas. Llegue primero a Italia y ahí por primera vez descubrí el arte. París me fascinó, entré a estudiar pintura en la Escuela de Bellas Artes. Después de clases nos juntábamos con escritores y artistas latinoamericanos en los cafés de Saint Germaine, donde nos codeábamos con el grupo de los existencialistas, íbamos a oír a la cantante Juliet Grecó, etc. Venían saliendo de la guerra y el ambiente de la cultura era muy pequeño. Las vivencias que tuve en esos momentos fueron tan fuertes, que desde esos días dejé de ser el huaso rico inculto y me transformé en una persona más abierta, más modesta y deseosa de recuperar el tiempo perdido en estupideces.
En la escuela sólo alcancé a dibujar. Me empezó a gustar la escultura, pero no me atreví a tomar el curso porque creía que era sólo para gente muy talentosa y yo no lo era; pensaba que jamás podría hacer una escultura. Parte de mi tiempo lo dedicaba a recorrer museos y galerías, cada vez me interesaba más el arte.
Desgraciadamente por razones familiares tuve que volver a Chile.El arte y la cultura habían quedado postergados y pensaba que sólo habían sido ilusiones de juventud que terminaron con el forzoso regreso a mi país.
Estando ya en Chile comencé a trabajar en el campo, me fue muy bien económicamente, pero no estaba contento, permanentemente sentía añoranzas de mis años en París y empecé a tener la necesidad de hacer algo relacionado con el arte, aunque fuera como hobby.
En 1954 arrendé un estudio para tener un lugar donde desarrollar mis inquietudes y ahí por primera vez tomé la greda; tenía 29 años y me creía viejo. En un inicio practicaba sólo en los ratos libres que me dejaba el trabajo; poco a poco fui destinando más horas al taller que al campo.
Me interesaba aprender a modelar con modelo vivo, por lo que al año siguiente asistí en las mañanas como alumno libre al taller de Julio Antonio Vásquez y Marta Colvin en la Escuela de Bellas Artes; preferí seguir trabajando la terracota directa como había aprendido a hacerlo en mi taller. No me gustaba el método tradicional de hacer la escultura con armazones de alambre que después se trasladaban al yeso. Julio Antonio y Marta se dieron cuenta que era preferible que yo siguiera mi propio camino y nunca intervinieron en que yo hacía. A fin de ese año participé en el Salón de Alumnos donde obtuve el primer premio. Al año siguiente asistí también como alumno libre, es decir sin horario ni evaluación, al taller de piedra que dirigía Lily Garáfulic, pero ella ese año estuvo ausente, por lo que comencé a esculpir un mármol negro sin recibir instrucciones, sólo guiado por mi instinto y la piedra. En este trabajo descubrí que el buen resultado en el arte es “el diálogo que tiene el artista y el material” sin la intervención ni consejos de otras personas. Esta obra la titulé “Toro” y fue mi primera escultura en mármol. Fue premiada en el Salón Oficial y adquirida por el Museo de Arte Contemporáneo.
En esos años en la escuela sólo enseñaban trabajar los materiales tradicionales como greda, madera y mármol.
En 1957 pasé unos meses en Estados Unidos y Europa. En Roma con otros artistas chilenos fuimos invitados a participar en la Exposición Internacional de Via Marguta. Yo sólo tenía algunos diseños para hacerlos en mármol, material demoroso en trabajar, tenía poco tiempo y recordando mi pasada por arquitectura donde hacíamos maquetas en cartulina, hice un boceto en cartón con la intención de copiarlo en metal, sin saber el resultado. En un taller de artesanos lo copié en una plancha de fierro viejo que había encontrado en las calles de Roma. Por primera vez use una soldadora de oxitileno. Sin proponérmelo en esa escultura que realicé, el espacio tuvo la misma importancia que el bulto. Fue mi primera escultura abstracta soldada directo en fierro. Fui, y sigo siendo un autodidacta.
De vuelta a Chile formé un estudio para trabajar el metal, parecía más un taller de mecánico que el de un escultor. Traje antiguas herramientas de la herrería del campo, compré una soldadora y me puse a experimentar con toda clase de metales. Había encontrado mi camino, adaptaba herramientas, trabajaba de la mañana a la noche, era una obsesión, los metales se convirtieron en mis amigos, maestros y consejeros y hasta el día de hoy nunca me han abandonado.
Yo más que un escultor, soy un constructor. La abstracción en mis esculturas es muy importante, ha sido constante desde mis inicios hasta el día de hoy, me interesa que a través de la abstracción haya reflexión, dialogo, que en cada una de ellas vean no una, sino muchas esculturas.
De ahí en adelante mi vida ha transcurrido tal como la había deseado desde niño, ser libre, vivir en diferentes países y ese sueño se realizó gracias a la escultura. Mi vida, como la de todo el mundo, ha tenido altos y bajos, pero ha sido compensada por la satisfacción de hacer lo que me gusta.
Mis esculturas han sido expuestas en casi todo el mundo en galerías y museos. He realizado más de sesenta obras en lugares públicos, muchas de ellas monumentales. De todos los premios que me han dado, para mí, el más importante es el Premio Nacional de Arte que recibí en 1997.
Un consejo para los jóvenes: no estén a la moda y no se dejen influenciar por nadie. Hagan lo que les dicta el corazón y luchen por lo que les gusta. La creación es una pasión.
El artista nace no se hace.
SERGIO CASTILLO
24 agosto del 2000.-
Fuente: Lo Barnechea Cultura