HomeEXPOSICIÓN “HUGO MARÍN DE COLECCIÓN, RE-VISIÓN ANTOLÓGICA”, EN LAS CONDES

EXPOSICIÓN “HUGO MARÍN DE COLECCIÓN, RE-VISIÓN ANTOLÓGICA”, EN LAS CONDES

  • En el Centro Cultural Las Condes se exhibieron esmaltes, pinturas, collages, dibujos y esculturas, desde los años 50 hasta la primera década del siglo XXI.
  • Las más de  50 obras del artista chileno pertenecen en su gran mayoría a la colección privada delpoeta, teórico del arte y ensayista Guillermo Carrasco Notario.

Una exposición antológica del artista chileno Hugo Marín (1929), integrada por medio centenar de esmaltes, pinturas, collages, dibujos y esculturas, que van desde los años 50 hasta 2011, se presentó en el Centro Cultural Las Condes entre el 12 de agosto y 4 de octubre recién pasados. Se trata de uno de los artistas más singulares y multifacéticos de la escena local. Desde los tiempos de la legendaria Casa de la Luna Azul, ha dado cuenta de una creatividad desbordante y ha sido capaz de construir un imaginario propio que pone lo originario por sobre los cánones occidentales, lo que constituye un aporte al arte continental.

Esta exposición permite recorrer la extensa obra de este artista y constatar que su vinculación a lo primitivo no es un ejercicio de las últimas décadas, sino que se genera desde sus inicios y con el tiempo se desarrolla y consolida. Por otra parte, lo expuesto pertenece en su mayoría a una sola colección, lo que constituye un privilegio para el espectador, puesto que las obras ya han pasado por varios filtros y representan una cumbre en su producción”, expresa Francisco Javier Court, director de la Corporación Cultural de Las Condes.

Las piezas exhibidas en la muestra HUGO MARÍN DE COLECCIÓN. Re-Visión antológica pertenecen casi en su totalidad a Guillermo Carrasco Notario, el principal coleccionista del trabajo artístico de Marín, y se complementan con obras de la colección del propio autor, del Museo de Artes Visuales y del Museo de Arte Contemporáneo.

Re-visar una obra es volver a mirarla, examinarla detenidamente, descubrirla o confirmarla con conocimiento.  Esta muestra buscaba precisamente eso. “Plantear al observador el desafío de mirar de nuevo la reconocida obra del artista, desde la perspectiva de una selección que abarca sesenta y cinco años de producción plástica, y cuyo hilo conductor es el diálogo permanente entre las diversas épocas de su corpus creativo, la coherencia interna de una producción de suyo extensa y variada, tanto técnica como materialmente hablando”, señala Carrasco Notario, poeta, teórico del arte y ensayista, y a la vez curador de la exposición.

En forma paralela, en la Galería Marlborough, se presenta a partir de agosto la exposición Cero infinito – HUGO MARÍN. Obra reciente.

HUGO MARÍN DE COLECCIÓN es quizás la primera antología más completa del artista, ya que reúne los esmaltes en cobre de su primera época (década del 50), técnica que aprendió en la Escuela de Artes Aplicadas y que desarrolló tanto en Chile como en Europa y Estados Unidos; los collages realizados en Cuba en los años 60; dibujos, pinturas y esculturas de los 70 y 80, hasta su obra pictórica entre 1990 y 2011, donde perfecciona la técnica del esgrafiado. Incluso hay muchas obras ejecutadas por el artista en Europa y que se exhiben por primera vez en Chile.

Nacido en Santiago, Hugo Marín realizó sus estudios artísticos en la Escuela de Artes Aplicadas, donde asistió durante dos años a los cursos vespertinos de José Perotti, y paralelamente estudió pintura con el maestro André Racz. Fue becado en dos oportunidades, en 1952 y 1953, por el gobierno de Francia e Italia para especializarse en París y Roma. El vuelco decisivo hacia lo latinoamericano desde un punto de vista creativo, lo tuvo en Nueva York, donde realiza sus últimos esmaltes. Descubre la pintura de Tamayo y Lam y se enamora definitivamente del arte originario, del poderoso mundo visual prehispánico.

Su obra, centrada en el hombre, se nutre de las artes primitivas, de lo tribal y primigenio, de modo que su iconografía yuxtapone diferentes lenguajes, creando un imaginario único con múltiples cruces interculturales. En la década del 60 se trasladó a México primero y Cuba después, donde -dada la precariedad y dificultad para conseguir materiales- echó mano a viejas revistas y grabados, desarrollando una serie de collages, oníricos e imaginativos. En los 70 y 80 su fuerte es la escultura. En la elaboración de éstas ha utilizado materiales como adobe, cemento, greda y cuero con paja, plumas, calabazas, objetos de desecho, fibras vegetales, prótesis, polvo de ladrillo, tierra de color y gasa. Ahí surgen las Cabezas, que podrían considerarse la base de un género y que el escultor sigue desarrollando hasta el presente.

Su obra ha recibido la influencia del contacto con personalidades del mundo literario y artístico como Alejandro Jodorowsky, Enrique Lihn, Carlos Faz y Carmen Silva. Se suman sus incursiones en el teatro de mimos, su interés por las culturas primitivas, cultivado a través de frecuentes viajes por el mundo y los estudios de Meditación Trascendental que perfeccionó en Seelisberg, Suiza. Ha trabajado como profesor de esta disciplina, tanto en Chile como en el extranjero.

HUGO MARÍN DE COLECCIÓN
Re-Visión antológica

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